Balón gástrico

 

Su colocación, en caso de ser con control radiológico por parte de su cirujano, se hace sin sedación, siendo el paciente consciente y necesitando de su colaboración para colocarlo en la parte alta del estómago, que es donde ejerce su función, y posteriormente desprenderlo creando una hiperpresión en el sistema válvular que dispone. En caso de ser endoscópica, su colocación es más compleja y precisa de la sedación de los pacientes, por ello se está sustituyendo los antiguos balones, por unos nuevos que permiten incluso la colocación de dos dispositivos en días separados.  

Durante el periodo en que el paciente lleva colocado el balón, es sometido a controles periódicos por parte del cirujano que se lo ha colocado y de su endocrinólogo para que la adherencia al tratamiento dietético sea lo máximo posible. Debe realizarse una dieta hiperproteica progresiva durante los 3 a 4 meses en los que el paciente tiene alojado el balón en su estómago. Al retirar el mismo es necesario volver a comenzar con la dieta que el paciente ya conoce si queremos evitar el posible efecto rebote tras su retirada, durante al menos el mismo periodo de tiempo, si el paciente vuelve a tener un trastorno en su regulación alimenticia. 

El paciente debe tener un estudio previo de patología gastro-esofágica que no contraindique su colocación, como hernias de hiato de gran tamaño, esófago de Barret por reflujo mantenido o cirugías restrictivas gástricas, generalmente por obesidad. Durante el tiempo que el balón esté en el estómago deben tomarse protectores gástricos y ha debido hacerse un tratamiento erradicador del Helicobacter Pilori, en caso de que lo tuviera. 

Su retirada es actualmente por vía endoscópica, requiriendo la sedación del paciente, pero de cualquier forma se realiza de forma ambulatoria. Tanto la cantidad de peso que pierdan los pacientes (un promedio de entre 15 y 20 kilos) como el tiempo que puedan mantener dicha pérdida dependerán de cómo integren en su estilo de vida los cambios relacionados con los hábitos alimenticios y con el ejercicio físico, como mínimo a días alternos.

 

Prof. Dr. Alfredo Alonso Poza. FACS. 

Jefe de Servicio de Cirugía General y de Aparato Digestivo